Devocional Familiar:
Leer Juan 12, orar y cantar juntos
Devocional Personal: Juan 3:3
“Respondió Jesús y le dijo: De cierto,
de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el
reino de Dios”
Debes Nacer de Nuevo
La regeneración es el verdadero fundamento de la salvación.
Por lo tanto, debemos ser diligentes para saber con seguridad si he- mos nacido de nuevo, ya que muchas personas creen que nacieron de
nuevo y no es así. Que te consideres un cristiano no te otorga la natu- raleza de ser un cristiano y haber nacido en un país que se considera
cristiano no significa nada. Incluso, que otros te reconozcan como
profesante de la fe cristiana carece de valor a menos que se añada
algo: la experiencia de «nacer de nuevo». Y esta expresión parece ser
tan misteriosa que las palabras humanas son incapaces de describirla.
«El viento sopla por donde quiere, y lo oyes silbar, aunque
ignoras de dónde viene y a dónde va. Lo mismo pasa con todo el que
nace del Espíritu» (Juan 3:8). Sin embargo, se trata de una transfor- mación que se conoce y se siente; se conoce por las obras de santidad
que produce y se siente por medio de la asombrosa experiencia de la
gracia. Esta gran obra de la regeneración es sobrenatural, no es algo
que uno pueda producir por sí mismo. Se trata de una nueva verdad
que impregna nuestro corazón, que renueva el alma y afecta a la per- sona en su totalidad. No es un cambio de nombre sino una renovación
de mi naturaleza de manera que no soy lo que solía ser, sino que me
convertí en una nueva persona en Cristo Jesús. Lavar, embalsamar y
preparar un cuerpo para la sepultura es algo muy distinto de volverlo
a la vida. El hombre puede hacer lo primero, pero lo segundo solo es
obra de Dios.
Desafio y Aplicación