Devocional Familiar:
Leer 1 Samuel 10, orar y cantar juntos
Devocional Personal: Lucas 8:9-10
9 Y sus discípulos le preguntaron, diciendo: ¿Qué significa esta parábola? 10 Y él dijo: A vosotros os es dado conocer los misterios del reino de Dios; pero a los otros por parábolas, para que viendo no vean, y oyendo no entiendan.
El propósito de las parábolas
En estos versículos, Jesús les enseña a sus discípulos un principio importante para poder entender el propósito y la naturaleza de las parábolas. En la explicación de Jesús, vemos que las parábolas tienen una doble función. Para los discípulos de Cristo, las parábolas revelan los misterios del reino de Dios. Por lo tanto, las parábolas tienen una función reveladora para los cristianos verdaderos.
Sin embargo, por otro lado, las parábolas también tienen una función ocultadora para los que no son discípulos de Cristo. En el versículo 10, el pasaje dice que las parábolas tienen la intención de que algunos “viendo no vean y oyendo no entiendan.” En otras palabras, hay un sentido en el cual ven y oyen mientras hay otro sentido en el cual realmente no ven y no entienden.
En este versículo, Jesús cita el pasaje de Isaías 6 en el cual Dios le dice a Isaías que una gran parte de su ministerio profético serviría para endurecer los corazones de los incrédulos. Aunque los incrédulos que rechazaban la palabra de Isaías iban a ver humanamente e iban a oír su mensaje humanamente, no iban a entender su mensaje espiritualmente. Por lo tanto, se iban a endurecer más en contra de Dios al oír su palabra. De la misma manera, los fariseos, los saduceos y todos los demás grupos que rechazaban a Jesús como el Mesías escuchaban sus parábolas y se endurecían cada vez más.
Esto nos recuerda de lo inmerecido que es la revelación divina y la necesidad de la obra iluminadora del Espíritu Santo para poder entenderla. Vale la pena recordar cómo Jesús respondió a esta realidad de la palabra profética como algo que revela y oculta simultáneamente. Mateo 11:25-27 dice:
25 En aquel tiempo, respondiendo Jesús, dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños.26 Sí, Padre, porque así te agradó.27 Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar.
Desafio y Aplicación
En este pasaje, Jesús alaba al Padre por su obra ocultadora y reveladora. Hoy Jesús nos está discipulando para que alabemos al Padre por la bendición de la revelación divina. Nosotros por el Espíritu y por medio de Cristo el revelador, podemos conocer al Padre. Alaba a tu Dios hoy por esta gracia tan maravillosa.